Abstract Inteligencia Artificial 2024: Avances Sorprendentes, Desafíos Éticos Y El...
Leer másEl auge de la inteligencia artificial en los últimos meses ha tenido su mayor impacto en dos áreas clave: las aplicaciones de lenguaje, como ChatGPT, y las de generación de imágenes, destacando DALL-E 2, Midjourney y Stable Diffusion. En un mundo donde la comunicación visual predomina, y donde las redes sociales y plataformas de streaming dominan el panorama, estas herramientas han provocado una revolución que ha redefinido múltiples disciplinas, incluida la fotografía.
La omnipresencia de los dispositivos móviles ha facilitado como nunca antes la captura, distribución y consumo de imágenes. Estas, que siempre han sido poderosas para transmitir mensajes, han visto su influencia expandirse a niveles inimaginables, mientras que la ya frágil línea entre lo real y lo ficticio se ha vuelto aún más borrosa.
Si bien la edición y el retoque fotográfico han sido prácticas comunes desde los primeros días de la fotografía, los algoritmos actuales han elevado estas capacidades a un nivel completamente nuevo. Las nuevas herramientas permiten modificar imágenes sin prácticamente ningún límite: añadiendo, eliminando o alterando elementos, e incluso generando imágenes de la nada. Esto plantea una pregunta crucial: ¿Está en peligro la representación de la realidad?
Esta cuestión es especialmente relevante en disciplinas donde la veracidad es fundamental, como el fotoperiodismo y la fotografía documental. “En realidad, no es algo nuevo; siempre ha habido manipulación en el periodismo y el fotoperiodismo. Lo importante es evitar que prospere. Sin embargo, cuanto más sofisticado es el engaño, más difícil es detectarlo”, comenta Gervasio Sánchez, fotógrafo y periodista especializado en conflictos armados. “Los que siempre han jugado con la ambigüedad entre lo riguroso y lo no riguroso, aprovecharán esta tecnología para perfeccionar sus trampas”, añade.
En la era de la posverdad, la desinformación y las imágenes fraudulentas se propagan libremente en las redes sociales, distorsionando la realidad y subyugándola a las emociones que generan. “Lo más preocupante es que a mucha gente, incluidos algunos medios de comunicación, parece no importarle. Eso es lo más triste”, lamenta Sánchez, quien compara esta situación con la dinámica de las guerras que ha cubierto durante más de cuarenta años: “Aquí no solo son responsables quienes matan, sino también quienes incitan, señalan a las víctimas, o miran hacia otro lado. El principal culpable no es el que engaña, sino todos aquellos que permiten el engaño”.
A pesar de la irrupción de la inteligencia artificial, que amenaza con usurpar algunas facetas que considerábamos exclusivamente humanas, este veterano fotoperiodista defiende la importancia de preservar ese espacio moldeado por la humanidad que las máquinas no pueden replicar. “¿Puede un ordenador igualar lo que hace un pintor como Antonio López? Seguramente sí, e incluso superarlo. Pero nunca será lo mismo. El factor humano es indispensable para crear historias originales y apasionantes”, argumenta.
“Es posible que la inteligencia artificial pueda escribir novelas, casi perfectas, pero no tendrán la esencia de alguien que ha vivido, experimentado, y reflejado sus vivencias en su obra. No puedo concebir que un algoritmo sustituya el trabajo de un periodista. Aunque lo hiciera de manera impecable, no es real, y por eso no puede compararse con mi oficio”, concluye Sánchez.
En la fotografía científica, donde la autenticidad es más crucial que en cualquier otro campo, la misión es ofrecer un reflejo exacto de la realidad. “Nuestro campo debería ser el último en adoptar la inteligencia artificial, por muy tentadora que sea. Si queremos ir más allá de lo que nuestros ojos y herramientas pueden ver, no podemos permitir que ese ‘más allá’ lo invente una máquina”, sostiene Luis Monje, presidente de la Asociación Española de Imagen Científica y Forense (AEICF). Monje ve estas herramientas basadas en inteligencia artificial como “la tercera revolución de la fotografía, después de la fotografía digital y la aparición de la fotografía misma”.
Monje reconoce que la inteligencia artificial tendrá un impacto significativo en el análisis forense, al determinar la autenticidad y valor probatorio de las imágenes, especialmente en contextos legales. “Para quienes trabajamos en imagen forense, esto traerá tanto desafíos como nuevas oportunidades. Con el aumento de la calidad fotorrealista de las imágenes, seremos los únicos capaces de garantizar su autenticidad, no solo en lo forense, sino también en editoriales y concursos”, predice.
En cuanto a la creciente dificultad para detectar imágenes manipuladas, Monje aclara que “por ahora, la inteligencia artificial solo afecta la representación visual de la imagen, no su ultraestructura hexadecimal”, lo que deja margen a los peritos para detectar falsificaciones mediante el análisis de parámetros como la estructura lógica de la imagen, la forma de los píxeles, luminancia, aberraciones y compresión. “La inteligencia artificial ha llegado para quedarse, y tendrá un impacto significativo en todos los campos, incluida la fotografía. Lo que antes se consideraba un reflejo fiel de la realidad, ha dejado de serlo. Ya no solo mejora la realidad, sino que la falsifica por completo, creando imágenes de la nada. Esto será un desafío para la creatividad en el futuro”, concluye Monje.
El Universo de lo Pequeño
Dentro de la fotografía científica, la fotomicrografía captura lo invisible al ojo humano. Estas imágenes, logradas mediante técnicas avanzadas como el apilamiento fotográfico, suelen tener una apariencia irreal que puede llevar a confundirlas con creaciones de inteligencia artificial. “A los que hacemos fotomicrografía, la inteligencia artificial nos perjudica, porque cuando la gente ve una imagen nuestra junto a otra generada artificialmente, se tiende a subestimar nuestro trabajo y su valor creativo”, explica Ángel Navarro, destacado en esta disciplina a nivel español y galardonado en el certamen internacional IPA.
Ángel Navarro, experto en fotomicrografía: “Es crucial no desvirtuar la imagen; debes mostrar lo que los ojos no pueden ver.”
La fotomicrografía de artrópodos, en la que se especializa Navarro, representa un desafío técnico debido a la complejidad de capturar la gama cromática, texturas, iridiscencia y transparencias. El resultado es tan impresionante que a menudo parece irreal. “Mi objetivo es mostrar la naturaleza con un enfoque estético, pero siempre fiel a la realidad”, declara Navarro. “No sé si la inteligencia artificial llegará a esto, pero debemos asegurarnos de no desvirtuar la realidad que mostramos”, advierte.
Publicidad y Moda: Un Reto para la Fotografía Profesional
Las innovaciones en inteligencia artificial han dado lugar a herramientas capaces de mejorar significativamente la calidad de las imágenes, reduciendo el ruido, aumentando la nitidez y aplicando todo tipo de correcciones. Estas aplicaciones, que permiten obtener imágenes casi instantáneamente, representan una competencia formidable para los fotógrafos profesionales, especialmente en los campos de la publicidad y la moda. “El impacto todavía no es tan grande, pero lo será”, afirma Eva Casado, presidenta de la Asociación de Fotógrafos Profesionales de España (AFPE).
Aunque los fotógrafos están acostumbrados a reinventarse, la llegada de herramientas generativas de inteligencia artificial representa un desafío sin precedentes. “Estamos en un momento de cambio profundo, donde el trabajo personalizado será clave”, sostiene Casado. “En moda publicitaria, por ejemplo, lo que se vende es una emoción, y eso es fácil de lograr sin fotógrafo. Sin embargo, siempre habrá clientes que valoren el trabajo del fotógrafo por ofrecer algo único”, concluye.
Conclusión
La inteligencia artificial está redefiniendo el panorama de la fotografía, desafiando no solo la percepción de lo que es real, sino también el papel de los profesionales en este campo. Si bien ofrece herramientas poderosas para la creación y manipulación de imágenes, también plantea serias preocupaciones sobre la autenticidad y la ética en disciplinas que dependen de la veracidad, como el fotoperiodismo y la fotografía científica. A medida que estas tecnologías avanzan, es fundamental que tanto los profesionales como el público en general mantengan una conciencia crítica sobre el uso y las implicaciones de estas herramientas. Aunque la IA puede facilitar la creación de imágenes y reducir costos, el valor del trabajo humano—con su creatividad, experiencia y sensibilidad—sigue siendo insustituible. El futuro de la fotografía, y de muchas otras disciplinas, dependerá en gran medida de cómo se equilibre el uso de la inteligencia artificial con la preservación de la autenticidad y la integridad profesional.
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