En 2022, el público general tuvo acceso a herramientas de inteligencia artificial (IA) sorprendentemente poderosas, que incluyen chatbots como OpenGPT y generadores de imágenes como Stable Diffusion, Midjourney y DALL-E 2.
Un año después, expertos, organizaciones y gobiernos han expresado preocupaciones sobre los profundos riesgos que estas tecnologías podrían representar para la sociedad y la humanidad. Estos van desde la pérdida de empleos debido a la automatización hasta la creación de armas autónomas y la posible interferencia en procesos electorales en democracias.
En julio, Google, Microsoft y OpenAI crearon el Frontier Model Forum para supervisar el desarrollo de la IA. Posteriormente, en noviembre, 28 gobiernos firmaron la Declaración de Bletchley, el primer acuerdo internacional que aborda esta tecnología, reconociendo el potencial de la IA como un “riesgo catastrófico para la humanidad”.
En el marco de la edición Year in Review de ArchDaily, le pedimos a ChatGPT que predijera las tendencias arquitectónicas más relevantes para 2023. Una conclusión clave fue que ChatGPT, por ahora, puede ofrecer información y ejemplos basados en datos existentes, pero no un análisis estético profundo. Esta entrevista buscaba motivar a arquitectos y diseñadores a adoptar estas tecnologías desde las primeras etapas de su desarrollo, en lugar de enfrentarse a las disrupciones que otros modelos productivos puedan causar más adelante..
En 2016, ELEMENTAL lanzó planos de cuatro proyectos de vivienda social para uso libre, con la intención de que tanto arquitectos como el público en general pudieran aprender de ellos. Sin embargo, aparte de los arquitectos, pocos tienen la capacidad técnica para interpretar estos planos, y menos aún pueden permitirse construirlos.
De manera similar, herramientas como ChatGPT y otras tecnologías de IA no buscan reemplazar a los humanos, sino empoderar a quienes saben cómo utilizarlas (y, por supuesto, a quienes las poseen).
Por un lado, las recientes tecnologías disruptivas han llevado a la creación masiva de imágenes generadas por IA, dejando a un lado a muchos profesionales del diseño. Por otro, han dado lugar a una nueva especialización en auge: los “prompters”, personas capacitadas para dar instrucciones precisas a estas herramientas para obtener resultados visuales específicos. La generación de imágenes a partir de texto es un claro ejemplo de esto; aunque pueda parecer sencillo, los mejores resultados requieren conocimientos avanzados que no siempre se comparten abiertamente.
El conocimiento que poseen herramientas como Midjourney y ChatGPT se deriva de los datos disponibles en millones de sitios web, lo que hace que estos sistemas reflejen el estado actual de la información en Internet. Con un 63,7% de los sitios web en inglés, según Statista, es lógico que ChatGPT “esté inclinado hacia las opiniones occidentales y funcione mejor en inglés”, como lo ha reconocido OpenAI.
Este sesgo también se manifiesta en la arquitectura: las imágenes generadas por Midjourney a partir de prompts que mencionan a arquitectos europeos o estadounidenses tienden a ser más precisas estéticamente. Esto no es necesariamente producto de un sesgo colonialista o racista, sino del hecho de que hay una mayor cantidad de datos sobre estos arquitectos en internet, lo que permite obtener mejores resultados en comparación con los estilos de arquitectos de regiones como México, Sudáfrica o India.
La IA, aunque entrenada por humanos, supera nuestras capacidades al procesar enormes volúmenes de datos, identificar patrones complejos y tomar decisiones basadas en probabilidades estadísticas. Dado que la producción arquitectónica depende en gran medida de procesos predecibles, que buscan optimizar presupuestos y recursos, cumplir con los plazos de construcción y mejorar la escalabilidad de las operaciones comerciales, es probable que la automatización de gran parte de la producción arquitectónica se convierta en una realidad, especialmente en proyectos inmobiliarios.
Además, la IA puede optimizar procesos al identificar nuevos patrones que aún desconocemos. Sin embargo, no todas las decisiones en la planificación de una obra arquitectónica son predecibles o eficientes. Aspectos como la estética, las tendencias de mercado, las campañas de marketing, la opinión pública y los intereses de las partes involucradas (clientes, desarrolladores, arquitectos y gerentes) siempre han sido parte de la ecuación. Mientras los humanos tomen la decisión final, la IA estará subordinada a esas decisiones.
Un año después, expertos, organizaciones y gobiernos han expresado preocupaciones sobre los profundos riesgos que estas tecnologías podrían representar para la sociedad y la humanidad. Estos van desde la pérdida de empleos debido a la automatización hasta la creación de armas autónomas y la posible interferencia en procesos electorales en democracias.
En julio, Google, Microsoft y OpenAI crearon el Frontier Model Forum para supervisar el desarrollo de la IA. Posteriormente, en noviembre, 28 gobiernos firmaron la Declaración de Bletchley, el primer acuerdo internacional que aborda esta tecnología, reconociendo el potencial de la IA como un “riesgo catastrófico para la humanidad”.
En el marco de la edición Year in Review de ArchDaily, le pedimos a ChatGPT que predijera las tendencias arquitectónicas más relevantes para 2023. Una conclusión clave fue que ChatGPT, por ahora, puede ofrecer información y ejemplos basados en datos existentes, pero no un análisis estético profundo. Esta entrevista buscaba motivar a arquitectos y diseñadores a adoptar estas tecnologías desde las primeras etapas de su desarrollo, en lugar de enfrentarse a las disrupciones que otros modelos productivos puedan causar más adelante.
En 2016, ELEMENTAL lanzó planos de cuatro proyectos de vivienda social para uso libre, con la intención de que tanto arquitectos como el público en general pudieran aprender de ellos. Sin embargo, aparte de los arquitectos, pocos tienen la capacidad técnica para interpretar estos planos, y menos aún pueden permitirse construirlos.
De manera similar, herramientas como ChatGPT y otras tecnologías de IA no buscan reemplazar a los humanos, sino empoderar a quienes saben cómo utilizarlas (y, por supuesto, a quienes las poseen).
Por un lado, las recientes tecnologías disruptivas han llevado a la creación masiva de imágenes generadas por IA, dejando a un lado a muchos profesionales del diseño. Por otro, han dado lugar a una nueva especialización en auge: los “prompters”, personas capacitadas para dar instrucciones precisas a estas herramientas para obtener resultados visuales específicos. La generación de imágenes a partir de texto es un claro ejemplo de esto; aunque pueda parecer sencillo, los mejores resultados requieren conocimientos avanzados que no siempre se comparten abiertamente.
El conocimiento que poseen herramientas como Midjourney y ChatGPT se deriva de los datos disponibles en millones de sitios web, lo que hace que estos sistemas reflejen el estado actual de la información en Internet. Con un 63,7% de los sitios web en inglés, según Statista, es lógico que ChatGPT “esté inclinado hacia las opiniones occidentales y funcione mejor en inglés”, como lo ha reconocido OpenAI.
Este sesgo también se manifiesta en la arquitectura: las imágenes generadas por Midjourney a partir de prompts que mencionan a arquitectos europeos o estadounidenses tienden a ser más precisas estéticamente. Esto no es necesariamente producto de un sesgo colonialista o racista, sino del hecho de que hay una mayor cantidad de datos sobre estos arquitectos en internet, lo que permite obtener mejores resultados en comparación con los estilos de arquitectos de regiones como México, Sudáfrica o India.
La IA, aunque entrenada por humanos, supera nuestras capacidades al procesar enormes volúmenes de datos, identificar patrones complejos y tomar decisiones basadas en probabilidades estadísticas. Dado que la producción arquitectónica depende en gran medida de procesos predecibles, que buscan optimizar presupuestos y recursos, cumplir con los plazos de construcción y mejorar la escalabilidad de las operaciones comerciales, es probable que la automatización de gran parte de la producción arquitectónica se convierta en una realidad, especialmente en proyectos inmobiliarios.
Además, la IA puede optimizar procesos al identificar nuevos patrones que aún desconocemos. Sin embargo, no todas las decisiones en la planificación de una obra arquitectónica son predecibles o eficientes. Aspectos como la estética, las tendencias de mercado, las campañas de marketing, la opinión pública y los intereses de las partes involucradas (clientes, desarrolladores, arquitectos y gerentes) siempre han sido parte de la ecuación. Mientras los humanos tomen la decisión final, la IA estará subordinada a esas decisiones.
Entonces, surge una pregunta: ¿las tecnologías de IA reemplazarán a la buena arquitectura? No. De hecho, mientras ciudades como Singapur y Dublín han lanzado réplicas digitales utilizando aprendizaje automático para predecir eventos futuros, hay países enteros que aún no han podido garantizar agua potable o electricidad para sus habitantes.
Dado que la arquitectura refleja a la sociedad, y no al revés, la desigualdad social en la que vivimos seguirá reflejándose en la arquitectura que construimos: algunas obras serán diseñadas completamente por IA, otras serán creadas a mano y con maquetas físicas en estudios boutique, y la gran mayoría se construirá in situ, con papel y lápiz, sin la intervención de arquitectos. Es probable que estos tres escenarios coexistan dentro de la misma ciudad.
Hace algunas semanas, el escritor Benjamin Labatut comentó:
“Si la inteligencia artificial llegase a pensar, tendrá puntos ciegos; si logra ser creativa, tendrá límites, porque los límites son fecundos; si es capaz de imitar nuestra capacidad de razonamiento, puede que necesite (o desarrolle) nuestro talento para la locura. Y si carece de comprensión, si no se preocupa por la belleza y el horror que puede crear, entonces será estúpido ponernos en sus manos”.
El futuro de la arquitectura se encuentra en la intersección entre la innovación tecnológica y la intención humana. En última instancia, la agencia humana, la sociedad civil, los políticos y las partes interesadas, juegan un papel fundamental. El curso de la historia no está predeterminado, sino que es moldeado por las decisiones que tomamos hoy, especialmente en un mundo donde la IA tiene un impacto directo en nuestras vidas.
Así, la arquitectura se convierte en el resultado de decisiones colectivas, donde el avance de la IA se entrelaza con las aspiraciones y valores de la sociedad. Es en esta interacción donde la evolución y el impacto de la arquitectura encuentran su resonancia y significado.
En conclusión, la integración de la inteligencia artificial en la arquitectura no solo redefine la manera en que diseñamos y construimos, sino que también plantea preguntas fundamentales sobre el papel de la tecnología en la sociedad. A medida que la IA se convierte en una herramienta cada vez más poderosa, los arquitectos y diseñadores tienen la oportunidad, y la responsabilidad, de aprovecharla de manera consciente y ética. El futuro de la arquitectura dependerá no solo de los avances tecnológicos, sino también de nuestra capacidad para equilibrar la innovación con los valores humanos, asegurando que las decisiones tomadas hoy contribuyan a un entorno construido que refleje y sirva a todas las personas. En este cruce de caminos entre tecnología y humanidad, la arquitectura tiene el potencial de evolucionar hacia una práctica más inclusiva, sostenible y visionaria, siempre que mantengamos el enfoque en lo que realmente importa: el bienestar y el desarrollo de nuestras comunidades.